A veces la ciencia innovadora requiere maquinaria innovadora, como un trineo robótico cuadrúpedo móvil que puede calzarse. Se trata de un dispositivo desarrollado e implantado recientemente por investigadores de la Universidad de Calgary. Se utilizó para comprobar si unas zapatillas de fútbol con buen agarre afectan al riesgo de lesiones.
Por supuesto, es bien sabido que el agarre de una zapatilla de fútbol puede afectar al rendimiento atlético, sobre todo en los deportes que implican carreras de velocidad o sprints, que implican cambios bruscos y rápidos de dirección. En un sentido más amplio, más tracción conlleva mejores resultados.
Por ejemplo, en un estudio realizado en 2009 sobre jugadores y calzado de fútbol, los investigadores probaron las velocidades de sprint hacia delante y de corte lateral de jugadores que llevaban botas de fútbol normales.
Y volvieron a probarlas cuando los tacos eran un 50% más cortos. Después, al 100%, es decir, a ras de la suela. Cuando llevaban tacos acortados, los jugadores tenían menos tracción sobre el terreno de juego y se movían hacia delante o hacia los lados significativamente más despacio.
Sin embargo, estos estudios y otros similares no han determinado si siempre se necesita más tracción en el calzado o si hay demasiada tachuela en la zapatilla.
Las zapatillas de fútbol tienen dos tipos principales de tracción. Una te mantiene pegado al suelo mientras avanzas. El otro tipo, llamado tracción rotacional, entra en juego cuando te mueves hacia los lados o cambias de dirección. La cantidad de cada tipo de tracción depende del material de la suela del zapato y de si tiene o no tacos antideslizantes. En caso afirmativo, cuántos, su tamaño y forma, y su ubicación.
Desde hace algún tiempo, la mayoría de los investigadores creen que la tracción hacia delante no influye demasiado en el riesgo de lesiones, mientras que la tracción rotacional sí.
Pero esta idea es difícil de comprobar en el mundo real. Por un lado, los investigadores no pueden alterar éticamente los tacos o la tracción de una zapatilla y pedir a los jugadores que se los pongan para lesionarse.
Lógicamente, sería más fácil medir la tracción de una zapatilla de fútbol en un laboratorio que sobre el terreno de juego.
Pero los investigadores del Laboratorio de Rendimiento Humano de la Universidad de Calgary querían averiguar si los diferentes niveles de tracción afectarían a la posibilidad de que un jugador se lesionara en condiciones reales de juego. Para ello crearon el robot probador de calzado. Montado sobre raíles, puede moverse hacia delante o hacia los lados en el campo a cualquier velocidad que elijan los investigadores, mientras sus “pies” permanecen en contacto con el suelo y varios sensores determinan la tracción hacia delante y rotacional.
Cuando el robot estuvo listo, los investigadores reclutaron a cientos de jugadores de fútbol de institutos locales y les pidieron prestadas sus zapatillas. Montaron cada zapatilla en el probador robótico y determinaron su tracción única hacia delante y hacia los lados.
John W. Wannop, kinesiólogo de la Universidad de Calgary que dirigió el estudio, afirma que la tracción variaba mucho de una zapatilla a otra.
A continuación, los científicos devolvieron las zapatillas a los jugadores y pidieron al entrenador de cada equipo que hiciera un seguimiento de todas las lesiones de pierna sin contacto a lo largo de la temporada. El experimento se repitió dos años más, durante los cuales se cambió la superficie de juego de hierba a césped artificial. Al final de las tres temporadas, los científicos compararon los niveles de tracción y los informes de lesiones.
Muchos jugadores sufrieron lesiones de tobillo, rodilla y ligamentos que no implicaban contacto. Al fin y al cabo, esto es fútbol. Pero la mayor incidencia de lesiones, y las lesiones más graves, se produjeron entre aquellos jugadores cuyo calzado proporcionaba la máxima tracción rotacional.