Historia de las camping gas de exterior
Las camping gas de exterior existen desde el periodo Edo (1603-1868) en Japón,
cuando las cocinas ligeras de carbón llamadas “Shichirin” (siete ruedas) se utilizaban habitualmente para calentar la comida en el Imperio del Neón. A medida que este tipo de cocina se extendió, evolucionó de la simple cerámica a la tierra de diatomeas con doble estructura interior y exterior, y más tarde se extendió a Norteamérica con el nombre de “estilo Hibachi”.
La cocina portátil moderna en el verdadero sentido de la palabra apareció a mediados del siglo XIX. Alexis Soyer, un cocinero francés que por entonces era jefe de cocina del Reform Club de Londres, introdujo una serie de innovaciones basadas en su experiencia diaria. Entre ellas, cocinar con gas.
El diseño de esta cocina portátil, llamada Magic Stove, se basa en el principio de la lámpara de parafina. La mecha, por ejemplo, arrastra el combustible desde el depósito hasta el quemador. El propósito original del invento era permitir a la gente cocinar alimentos en cualquier momento y lugar. Pero gracias a su portabilidad, fue utilizada por el ejército británico durante la guerra de Crimea. Sus modelos, constantemente actualizados, siguieron prestando servicio en el ejército británico hasta finales del siglo XX.
Al mismo tiempo, el famoso alpinista Francis Fox Tuckett desarrolló un hornillo de alcohol para el aire libre que podía colgarse de la cuerda de una tienda de campaña, llamado “horno ruso (también conocido como Rob Roy)”. Poco después, el explorador noruego Fridtjof Nansen desarrolló otro hornillo en 1880, basado en el trabajo de su colega estadounidense Adolphus Greely. Esto sentó las bases de la legendaria estufa Trangia.
En Europa, en la segunda mitad del siglo XIX, el uso de camping gas para acampar se había convertido en algo habitual. Así que fue durante este periodo cuando apareció el prototipo de la cocina Primus, que, al igual que la Trangia, se considera un clásico: el soplete Blowtorch fue inventado por el inventor sueco Carl Richard Nyberg en 1882.
“Al mismo tiempo, los campistas de la época también empezaban a ser más conscientes del impacto medioambiental de las actividades al aire libre”. Antes de la popularización de las camping gas, la práctica habitual en acampada era cocinar en hogueras abiertas utilizando materiales combustibles, como ramas de árboles. Esta práctica no sólo destruye la vegetación y los microorganismos del terreno, sino que también deja marcas de fuego en el suelo.
Las huellas de fuego dejadas en el suelo permanecerán en el lugar durante al menos tres años. A medida que los rastros de fuego se acumulan en el terreno de acampada, la creación de un pozo de fuego tras otro destruirá la ecología y socavará la expectativa de los jugadores al aire libre de un aspecto natural y prístino. Por ello, se ha generalizado el uso de hornillos portátiles más respetuosos con el medio ambiente en las acampadas.
Las huellas de fuego dejadas en el suelo permanecerán en el lugar durante al menos tres años. A medida que los rastros de fuego se acumulan en el terreno de acampada, la creación de un pozo de fuego tras otro destruirá la ecología y socavará la expectativa de los jugadores al aire libre de un aspecto natural y prístino. Por ello, se ha generalizado el uso de hornillos portátiles más respetuosos con el medio ambiente en las acampadas.